Desarrollo económico local y regional en
escenarios urbanos y rurales
El DEL es connotado frecuentemente con desarrollo urbano, por la
simple razón que uno se encuentra con él más a menudo en ciudades
medianas y grandes que en pueblos pequeños o aldeas. Las cosas cambian
cuando se trata del desarrollo económico regional. En los países en
desarrollo los proyectos integrados de desarrollo en áreas rurales
fueron probablemente mucho más frecuentes que esfuerzos de desarrollo
regional en aglomeraciones urbanas. De acuerdo a la experiencia sobre el
desarrollo de aglomeraciones urbanas, establecer una práctica de
zonificación fue todo un logro e implementarla, en todas aquellas
ciudades en dónde aparecen asentamientos humanos (barriadas, villas
miserias) de un día para otro, cobró las dimensiones de una pesadilla.
Experiencias de planeamiento y desarrollo que van más allá de la
zonificación son más bien raras; uno de los pocos casos es el de la
gran región ABC en el sur de Sao Paulo, Brasil.
¿Será una coincidencia que el DEL prevalezca en aglomeraciones
urbanas y el desarrollo regional en regiones rurales, o refleja este
hecho diferentes necesidades, restricciones y oportunidades? Existen
fuertes argumentos en favor de éste último punto de vista. El DEL no
tiene mucho sentido a nivel de una ciudad pequeña, digamos unos 10000
habitantes, especialmente en países en desarrollo que se caracterizan
por tener sistemas económicos poco diferenciados. Pues a éste nivel no
es muy probable que se tenga una masa crítica para la creación de
ventajas competitivas. Las cosas cambian cuando se tratan de regiones
rurales de alguna manera más extensas. El estudio
de caso de Mafra muestra que puede haber muchas más oportunidades
para la creación de productos diferenciados, incluso trabajando con
familias pobres y con escasa capacitación.
Al mismo tiempo, el desarrollo regional en aglomeraciones urbanas,
aunque aparenta ser a menudo bastante plausible, tiende a adolecer de
fuertes problemas. Éste parece ser plausible cuando los límites
administrativos no reflejan la realidad económica, y cuando las
ciudades colindantes que están económicamente vinculadas deben
efectuar un esfuerzo conjunto para lograr ventajas de ubicación.
También parece ser plausible en aquellas regiones en las cuales las
ciudades vecinas ejecutan un tipo de política que podríamos llamar
"robar a tu vecino", por ejemplo tratando de atraer a las
empresas de las ciudades vecinas ofreciendo incentivos tributarios.
Pero los problemas son a menudo mayores que las oportunidades. Los
alcaldes y funcionarios de las ciudades tienen que rendir cuentas a sus
electores locales, quienes a menudo no aprecian el hecho de que se esté
creando empleo en la ciudad vecina a favor del bienestar económico de
la región. Además, la creación de estructuras de gobierno a nivel
regional es un reto bastante grande. Más aún, cuanto más grande y
diferenciada se vuelve la región tanto más compleja y por lo tanto se
vuelve más difícil diseñar e implementar estrategias de desarrollo
económico.
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