La reforma del sector público |
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La "Reforma del Sector Público" es un eslogan que se
mantiene en la discusión económica desde hace dos décadas. Esto se
debe a los muchos obstáculos que se encuentran en el camino para su
implementación (tanto en los países desarrollados como en vías de
desarrollo); sin embargo la importancia de este tema no es cuestionada.
El inicio del debate sobre la reforma de la administración municipal
fue marcado por la reducción de los fondos públicos. Muchas
administraciones locales tuvieron que enfrentar los desequilibrios
financieros producidos por el incremento en la demanda de servicios, que
los ciudadanos locales esperaban recibir de las autoridades, y a la
misma vez la disminución de los fondos necesarios para producir éstos.
Como una primera respuesta a estos desequilibrios, muchas autoridades
locales trataron (y siguen tratando) de disminuir los gastos. Se
despidió a los empleados públicos, se redujeron las inversiones en
infraestructura, y se cancelaron los servicios considerados "no
esenciales" (como el de las bibliotecas públicas). Por otro lado,
se trató de incrementar los ingresos públicos. Los precios, cuotas y
tarifas para los servicios públicos fueron elevados y en la medida de
lo posible, se trató de conseguir otros fondos públicos a nivel
nacional y federal.
Sin embargo, fue obvio que esta estrategia era muy defensiva. Los
gobiernos locales que exclusivamente aplicaron esta receta corrieron el
riesgo de provocar una espiral hacia abajo: la disminución en la
calidad de los servicios así como un incremento en sus precios elevaron
los costos de producción para las empresas locales y redujeron el
atractivo de la localidad para los inversos externos que querían
iniciar un negocio en la comunidad en cuestión. En consecuencia, con un
cierto rezago de tiempo, el crecimiento económico se volvió más lento
y disminuyó aún más la base tributaria agravando la situación de las
finanzas locales.
Como resultado de esta experiencia surgieron nuevos
conceptos bajo el título de la Nueva Gestión Pública, los cuales
tratan de mejorar la eficiencia y efectividad de la administración
pública. La eficiencia significa producir un conjunto determinado de
bienes o servicios con menos recursos, mientras que la efectividad
intenta producir más servicios y bienes con una cantidad determinada de
recursos. Por ejemplo, en el caso de la biblioteca pública mencionada,
uno mejora su eficiencia si se mantiene su funcionamiento normal pero
solo con uno en vez de dos bibliotecarios. Por el otro lado, uno mejora
su efectividad, si puede duplicar el horario de atención sin tener que
recurrir a más personal.
De manera general, la filosofía de la nueva gestión pública
consiste en importar conceptos del mundo de los negocios e introducirlos
en la administración local. En este contexto son esenciales los
siguientes aspectos:
- Una orientación hacia los resultados: Tradicionalmente los
empleados públicos trabajan de acuerdo a reglas administrativas, y
tratan de seguirlas de la manera más correcta posible. Estas reglas
generalmente definen procedimientos. Por ejemplo, la expedición del
número de registro para un auto depende de si el solicitante
presenta su tarjeta de identificación, su licencia de conducir y
otros documentos. No es de interés si la calidad y la rapidez del
proceso satisfacen las expectativas del ciudadano local, lo que
importa es que se siga el proceso (los insumos) y lo que se logra de
él (el resultado). Bajo el nuevo concepto de la nueva gestión
pública, la situación cambia: los resultados son metas que tienen
que ser alcanzadas, tales como "100 nuevos puestos de trabajo
creados en la comunidad" o "500 registros de autos por
mes". De esta manera cambia el punto de vista: el foco de las
actividades administrativas ahora son los beneficios para la
comunidad, mientras que anteriormente el foco estaba en el
cumplimiento de procedimientos burocráticos.
- La orientación hacia los clientes y la participación de los
ciudadanos: Este aspecto está estrechamente relacionado al
anterior. Bajo el concepto de la nueva gestión pública, la
orientación hacia los clientes significa que los usuarios de los
servicios ofrecidos por las administraciones locales son vistos como
clientes. Y como dice el dicho "el cliente es el rey",
esto resulta en una mejor posición o en un mayor poder por parte de
los usuarios de los servicios. Una persona en calidad de cliente
puede demandar una buena y puntual provisión de servicios (tal como
ocurre en la empresa privada), esto es mucho más difícil si para
él como un ciudadano ordinario que utiliza los servicios que los
representantes locales o el estado generosamente le presta. La
participación de los ciudadanos tienen un mayor alcance. Esta
participación implica por ejemplo que la población local tiene voz
en las decisiones sobre los planes de desarrollo local en el sector
de inmuebles o la construcción de nuevos caminos. La participación
da como resultado mejoras en los procesos de planeamiento, conforme
se van movilizando conocimiento local y las ideas y esto eleva la
efectividad de las agencias locales de implementación. También
crea consenso con respecto a decisiones importantes y mejora la
legitimidad de las autoridades municipales.
- La descentralización de la toma de decisiones en la
administración local: La descentralización puede significar
varias cosas. En este contexto, se refiere a los procesos internos
de toma de decisiones dentro de las administraciones locales. Por lo
general, las competencias técnicas y financieras están separadas.
Por lo tanto la decisión con respecto a iniciar un programa para
nuevas empresas locales no la toma el jefe del departamento del
desarrollo económico local, sino el tesorero o una comisión con
poder de decisión sobre los recursos financieros. Estos procesos
son con frecuencia lentos y engorrosos. Bajo los nuevos conceptos
reformistas, se unen las competencias técnicas y financieras. En
nuestro ejemplo, esto significa que el departamento de desarrollo
económico local cuenta con un prepuesto global y puede tomar
decisiones independientes sobre la utilización de estos recursos
(pero dentro de los límites de su presupuesto y en concordancia con
las políticas del gobierno local). Esto tiene el objetivo de
acelerar los procesos, mejorar la calidad de la toma de decisiones y
de motivar al personal de la administración local.
- El manejo de contratos: En la mayoría de los países
desarrollados, así como en algunos en vías de desarrollo, muchos
servicios públicos típicos, tales como la recolección de cuentas
morosas, solían ser prestados por entidades que eran de propiedad
directa de la administración local. Sin embargo, en años recientes
la "externalización" de los servicios se ha convertido en
un instrumento bastante popular: ciertos servicios son ahora
brindados por empresas privadas que actúan en representación de la
administración local. El objetivo que se quiere lograr con esto es
una mayor eficiencia (porque las empresas privadas trabajan bajo
condiciones de competencia y actúan con más flexibilidad) y una
mayor efectividad (ya que las empresas privadas tratan de mantener
su posición en el mercado a través de la satisfacción de sus
clientes). Por esta razón la gestión de los contratos se ha
convertido en una tarea importante de la administración local. Esto
incluye una clara definición de los términos de referencia, la
duración, los informes, la calidad de los indicadores y los
recursos financieros disponibles para la tarea. Además, después de
cerrar un contrato es necesario monitorear las actividades -observar
la calidad y la rapidez de su implementación.
En teoría lo escrito en los párrafos anteriores suena bastante
lógico. Sin embargo, al momento de implementar esto, surgen serias
limitaciones y dificultades que tienen que ser superadas para que las
reformas tengan éxito:
Una limitación está relacionada con el desarrollo de los recursos
humanos. Los empleados públicos, quienes estaban acostumbrados a seguir
órdenes, se tienen que transformar en personas que actúan
responsablemente y que tienen que tomar decisiones reales. Para poder
lograr esto, uno tiene que crear una nueva cultura de tipo empresarial
dentro de las administraciones locales, y que necesita ser apoyada por
los niveles administrativos más altos. Sin embargo, no sólo se tiene
un problema de cultura. La gente tiene que ser capacitada en técnicas
que no conocían anteriormente. Por ejemplo, si la responsabilidad
presupuestal es realmente descentralizada dentro de la administración,
entonces los jefes del departamento y su personal tienen que ser
capacitados en contabilidad, cálculo de costos y temas legales.
Otra limitación tiene que ver con la participación dentro de la
administración local. Cualquier reforma enfrenta una resistencia y en
este caso más aún, ya que cambia los equilibrios de poder. Una buena
forma de lograr consenso, crear alianzas entre aquellos que están a
favor de las reformas e imponerse sobre los que están en contra, es
permitir la participación del personal de la administración local en
el proceso de la reforma. Se puede, por ejemplo, organizar un seminario
para informar sobre los objetivos de la reforma y pedir a los
participantes que formulen propuestas sobre la mejor forma para
lograrlos, cuándo empezar con estas, que prioridades establecer, entre
otras cosas.
Una tercera limitación se relaciona con la gestión de los
contratos. Contratar a una empresa no conduce a una mayor eficiencia y
efectividad, en la provisión de los servicios, si el mercado no
funciona. Si la empresa obtiene un contrato sólo porque su jefe es un
buen amigo del director del departamento, entonces los resultados pueden
ser totalmente opuestos. Es recomendable, a partir de una cierta suma
contractual, realizar una licitación pública y dejar que sea una
comisión y no una sola persona la que tome la decisión sobre el
ganador de ésta. Esto crea competencia y transparencia.
Por ultimo, reformar las instituciones públicas es siempre una tarea
difícil y uno puede tender a quedarse atascado en detalles o en ciertos
aspectos que no funcionan bien. En ciertos momentos, uno no verá el
bosque completo sino solo los árboles. Es decir se pierde la visión
completa del proceso. Para evitar esto, tiene que haber un plan bastante
ambicioso pero realista, que fije diversos parámetros para el cambio
(por ejemplo: "A fines de año se debe contar con una ventanilla
única para los empresarios operando al 100%), y que tiene que ser
monitoreado continuamente.
Para mayor información sobre la reforma del sector público
revise el siguiente documento:
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